Por Fernando Maroño
Hay ocasiones, en las que nos quedamos estáticos mirando por largo tiempo las puertas que se cierran frente a nosotros, y por ello, no nos damos cuenta de todas las demás que están abiertas. En lugar de perder de vista las oportunidades que se presentan en nuestras vidas, nos lamentamos de aquellas que hemos perdido.
Es necesario que entendamos que sólo podremos mejorar nuestras circunstancias cuando nos arriesgamos. El primer riesgo -y el más difícil- que podemos tomar es el de ser honestos con nosotros mismos. ¿Sigues inventando excusas? ¿Te pones a negar tus circunstancias? ¿Pospones lo que sabes que te ayudaría a salir adelante?
¡Deja de engañarte y toma los riesgos que se necesiten para lograr lo que quieres!
Reconoce que tienes dos decisiones importantes que tomar en tu vida:
1) Acepta las condiciones en las que te encuentras actualmente, o
2) Acepta la responsabilidad de cambiarlas.
No hay de otra. O sigues como estás, o haces algo por mejorar. ¿Qué vas a decidir?
Déjame decirte esto: Nadie va a venir. Nadie.
Nadie vendrá a empujarte, a decirte que apagues el televisor y dejes de ver series, que sueltes el teléfono y te desconectes de las redes sociales, que salgas a la calle a hacer ejercicio, que apliques en ese trabajo que tanto buscas y deseas hacer, que lleves a cabo ese emprendimiento, que dejes de PREocuparte y en lugar de eso simplemente ocuparte, que ahorres y cuides tus gastos, que valores y fortalezcas tus relaciones interpersonales, que asegures tu salud y hagas lo necesario para cuidarla y mejorarla.
Nadie vendrá a hacer todo eso por ti. Nadie te puede convencer.
Depende única y exclusivamente de ti.
Y como siempre quieres hacer solo aquellas cosas que te gustan, que te son cómodas y conocidas, que te dan placer o gusto inmediato en lugar de buscar el beneficio diferido a largo plazo…pues te garantizo que a menos que entiendas que solo tú puedes convencerte de hacer aquello que necesitas, que solo tú puedes empujarte a tomar esos riesgos… no vas a poder realizar tus sueños.
Simplemente no van a suceder.
Yo sé que, en cualquier momento, la vida puede ser muy difícil, pero también en cualquier momento la vida puede ser muy fácil. Todo depende de cómo te ajustas cada día a lo que te presenta la vida, y a los riesgos que tomes para cambiar el rumbo al que quieres dirigirte; el que te lleve a tus metas, objetivos y sueños.
Se puede cambiar la vida con un solo momento de acción, actitud, compromiso, entusiasmo y pasión.
Se cambia la vida cuando arriesgamos nuestro status-quo y hacemos aquello que rompe nuestros esquemas de confort y nos llevan a un aprendizaje y crecimiento.
Podemos cambiar cualquier cosa que queramos. Y te reto a que lo hagas porque TÚ puedes cambiar.
Si no te gusta cómo está algo para ti… cámbialo.
Si algo no es suficiente… cámbialo.
Si algo no te apasiona… cámbialo.
Si algo te molesta… cámbialo.
No tienes por qué seguir igual. Solo es cuestión de arriesgarte y tomar la decisión de hacer esos cambios. Lo sé, no es fácil. No cualquiera puede hacerlo. No cualquiera quiere hacerlo.
Sin embargo, a nuestro alrededor podemos ver a personas que SÍ lo han hecho, que sí han cambiado, que han logrado sus sueños y tienen lo que nosotros consideramos “éxito”. Y, a veces, vemos a estas personas exitosas y decimos: “¡qué suerte tiene!”. No es cuestión de suerte. La “suerte” para triunfar en la vida, se llama CREER EN TI.
Entonces… cree en ti.
Toma decisiones difíciles.
Llévalas a cabo.
Comprométete contigo mismo.
Arriésgate, logra tus sueños y mejora tu vida.
¡Te reto a que lo hagas!
Comments