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El apego y el desapego, interesantes procesos de vida.


Por Liliana Fischer

 

La teoría del Apego de John Bowlby se enfoca en los vínculos de apego que creamos desde la infancia, que nos ayudan a sobrevivir. Él afirma que hay una necesidad innata del niño de unión con la figura cuidadora.





Basado en sus estudios Bowlby desarollas clasificaciónes de apego:

En el apego seguro los niños sienten confianza en sí mismos y en los demás. Desarrollan una sana interdependencia en sus relaciones y son capaces de vincularse de forma afectiva.

El apego ambivalente surge cuando el cuidador responde de forma inconsistente e impredecible a las necesidades del niño. El infante crece siendo ansioso, temeroso y buscará reafirmar constantemente el afecto de los demás.


El apego evitativo se da cuando la figura de apego no responde a las necesidades y llamadas infantiles. Estas personas tendrán dificultades para vincularse emocionalmente, tenderán a la excesiva independencia y huirán de la intimidad.


El apego desorganizado se da en los casos en que el cuidador es negligente. El niño se percibe a sí mismo con poco valor, inseguro y desconfía de los demás. Puede tener reacciones explosivas y estar atemorizado de vincularse con otros, tenderá a suprimir sus emociones.


Gran parte de nuestra vida estamos desarrollando apegos, sin embargo a cierta edad algunos buscan amar sin apego. Es decir, amar sin posesión del objeto o figura de afecto. La vinculación sin sentir inseguridad al no tener al otro cerca. Se podría traducir al amor que trasciende espacio, tiempo, cercanía física y que ese amor está en la esencia de uno. Vínculos afectivos a distancia, en otras dimensiones (fallecidos), y de distintos afectos (familia, amigos, pareja).


El desapego o «soltar» es una lección esencial a aprender, pero es un concepto difícil de asimilar y entender, por las creencias, la cultura, las dinámicas familiares y sociales, los encuadres aprendidos, las limitaciones mentales, la posesividad, la inseguridad, la percepción sobre el apego.


Soltar en el sentido de respetar a los demás como son y tomar conciencia de que no podemos controlar a nadie. Soltar de manera activa al actuar sin expectativas y aprendiendo las lecciones de vida. Soltar sabiendo que el resultado final está fuera de nuestras manos, fluyendo y aceptandolo. Soltar viviendo el día a día aceptando lo que sucede y apreciando aunque sea diferente a lo que planeamos.


Soltar al aceptar la vulnerabilidad, y trabajar en las áreas de oportunidad. Soltar al honrar lo que finalmente cada individuo decide hacer.


Soltar es significar de otras maneras el pasado como experiencia de vida, y utilizar ese aprendizaje en el presente para lograr un mejor mañana. Soltar es permitir que cada uno se haga cargo de su propio destino.


Soltar es la aceptación de otros con aperura, sin juicio y con todas sus áreas de luz y de sombras. Soltar es liberar la resistencia a lo que no deseamos experimentar.

Soltar es liberar las expectativas propias y de los demás. Soltar es amar sin poner condiciones, es simplemente aceptar al otro.


El ciclo de la vida no deja de maravillarme, hay que aprender y desaprender, para que el conocimiento junto con la experiencia nos lleve a la sabiduría en acción.


Como infantes necesitamos el apego para la vinculación afectiva, para sentirnos seguros y desarrollar una identidad a lo largo del desarrollo humano. De este aprendizaje algunos decidimos desapegarnos de los objetos y de las personas. Quizás porque lo único seguro en la vida es que nada es permanente. Eckhart Tolle lo describe como la rendición.

A soltar!

 

 

Contacto:

lilianafischer@hotmail.com                       Celular: 8711817896

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