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Manos del mundo detrás de los vinos mexicanos

Por: Yaya González (Yaya Bond)


Miles de personas de todas partes del mundo trabajan arduamente detrás de una botella de vino. El vino tiene un alto grado de dificultad, se ve sencillo, pero no lo es. Detrás de él, hombres, mujeres y niños, trabajan en el campo de sol a sol en la pisca, escogiendo racimo por racimo, llenando cajas y cajas para llevarlas a la bodega. Y justo ahí, empieza el cuidado en todos los aspectos y el amor y la necesidad por su trabajo.


En lo que a mi persona, mi labor y cumplimento como una sommelier verdadera mexicana, optó por trabajar en lo mío, por recomendar, por hacer saber que cualquier vino, sea cual sea, es digno de valorarlo y de tomarlo. Es importante anunciar, promocionar, platicar en cualquier lugar lo bueno -y no lo malo- de cualquier cosa, incluso de cualquier personaAquí, en esta ocasión, el vino es la estrella principal. Es una bebida noble y elegante además de contar con muchas propiedades benéficas para nuestra salud y nuestra dieta diaria, misma que nosotros los mexicanos debemos saber y llevarla a cabo. Para la persona con colesterol alto, el vino baja el colesterol, lo nivela y provoca una buena digestión, aparte de mantener sanas las encías. Podemos envejecer sanos, fuertes y bonitos. ¡Jajaja!


Pienso que no sirve de nada estudiar tanto el tema del vino si nosotros mismos no lo promovemos…mucho más el nuestro. Como dice el dicho “No seas candil de la calle y obscuridad de tu casa”. Seamos defensores de lo nuestro, no de lo ajeno. De repente caemos en ser agresores del mismo.

Debemos conocer y disfrutar los valles de nuestra Baja California. Les menciono algunos: Valle de Guadalupe, Valle de Santo Tomás, San Antonio de las Minas, Valle de la Grulla, Valle de San Vicente, Valle de Calafia. Y en nuestra puerta norte, tenemos Valle de las Palmas, Valle de San Valentín, Valle de Tanamá y Ojos Negros.


Les platico un poco mi ritual cuando visito los valles bajacalifornianos. A las 8:00 a.m. mi desayuno tiene que ser algo fuerte y pesado para ir preparando mi paladar, pues sé que degustaré y conoceré el vino de mi vida. La carretera me relaja, ya sea en la escénica para contemplar el mar, o en la llamada “El Tigre”, donde vemos la naturaleza pura, campo, montañas contemplando su flor de roca.



Llegué a la vinícola Diosa Vid atendida por su enólogo y por un personaje increíble, el bodeguero, sin su ayuda no se lograría el excepcional vino que hacen.

Al entrar a su bodega, lo primero que veo es una majestuosa ánfora y pensé: “aquí debe haber un vino de lo más interesante y nada común”. Inmediatamente le digo al enólogo “Por favor, quiero este vino” -sin verlo y sin catarlo- era vino de ánfora. El enólogo entendió mi interés y abrió una botella para catarla entre el tipazo del señor bodeguero, el enólogo y yo.


Su crianza es de 8 meses dentro del ánfora de acocciopesto que me impresionó, y 8 meses más en la barrica italiana. Me enamoró su color amarillo ambarino, en nariz cítricos y frutos secos, un vino con cuerpo y mucha untuosidad. Para mí, un vino con un potencial de guarda de 8 a 10 años, yo lo maridé con unas almejas chocolata frescas y un tiradito de toro. Este vino se toma a temperatura de 12° C. pero mi recomendación es, si es invierno, déjalo tal cual a su temperatura ambiente.


Otra cosa que me cautivó de esa pequeña vinícola fue el pequeño laboratorio que tienen ahí mismo, ¡como de película de los años 50’s! pero con toda la tecnología necesaria para obtener estos majestuosos caldos.

Si te gusta el vino y lo veneras, tienes que conocer estos recovecos maravillosos y exóticos, muy diferentes a los que estamos acostumbrados.


¡Los invito a verdaderamente conocer y presumir!

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