La palabra miedo viene del latín 'temor'.
La Real Academia Española la define como: angustia por un riesgo o daño real o imaginario. Recelo o aprensión que alguien teme que le suceda algo contrario a lo que desea. Y la palabra procrastinar se define como: diferir, aplazar, dejar para después.
Como catedrática universitaria, me llamaba la atención que la procrastinación y el aburrimiento eran características descritas por algunos de mis alumnos al no cumplir con los trabajos y proyectos asignados; algo que identifiqué como generacional probablemente por la digitalización, la falta de curiosidad y de paciencia.
El miedo es una herramienta que nos ayuda a evitar situaciones peligrosas. El miedo también puede ayudar a impulsar esa energía para hacer algo productivo y evitar esa sensación de incertidumbre.
Muchas veces el miedo es el autoboicot mental de algo que no ha pasado y que probablemente no sucederá. La experiencia es como si lo hubieras vivido. ¿Y miedo a qué? ¿Al fracaso?, ¿A no cumplir con expectativas de otros?, ¿A no lograr lo deseado? El dejar de actuar nos estresa y el resultado es más miedo.
La procrastinación es: la evitación de hacer algo por flojera o porque la actividad no es placentera.
La falta de automotivación nos lleva a la procrastinación y eso nos impide llegar a las metas deseadas.
Con la era digital, se ha creado una necesidad de satisfacción inmediata y creo que en la vida todo es un proceso y no podemos esperar que todo sea inmediato.
Leyendo el artículo «Tanto la Pereza como el Miedo Anulan el Progreso de la Razón» de David Lorenzo Cardiel, él entrevista a José Antonio Marina, un gran filósofo español de nuestra época sobre su nuevo ensayo, ‘El deseo interminable’ y aborda este tema.
Marina comenta: “Si todo es lucha por el poder, el mundo se convierte en un entorno feroz. Yo pienso que hay que reivindicar la idea de felicidad, el universalismo, la Ilustración y su gran progreso”. En la filosofía posmoderna, no hay posibilidad de encontrar verdad, porque es solo el discurso del poder y todo se reduce a una lucha por este mismo.
El filósofo dice que necesitamos recuperar la importancia de la comprensión y que ahora nos encontramos en una cultura de uso (digital) que no requiere que se comprenda, y esta situación nos hace tomar decisiones muy absurdas. Con esta tecnología más avanzada y la falta de comprensión de la información, existe un adoctrinamiento. Luther King decía: “Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”.
Marina busca la posibilidad de un conocimiento universal, de unas normas universales, de unos derechos universales que desembocan en los derechos humanos. Hoy, los líderes considerados por la sociedad como «fuertes», generan un alto riesgo de tiranía ya que imponen su verdad, su justicia y sus valores. Esto es un retroceso cultural.
La pereza y el miedo son los enemigos de la razón, dice el filósofo.
Pongámonos en modo activo y dejemos de tener miedo. El miedo nubla la mente. Necesitamos recuperar la comprensión.
Para el Dalai Lama, el sentido de vida es claro, “Mientras estés vivo tu vida debe ser significativa, esa corta vida no debe crear problemas para el planeta”.
“Nuestras vidas comienzan a terminar, el día en que nos volvemos silenciosos sobre las cosas que importan. - Martin Luther King-
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