Cortisol de lo que todo mundo habla ahora.
- Aria Celeste
- hace 6 días
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En la actualidad, el tema del bienestar emocional y la salud física ocupa un lugar central en las conversaciones cotidianas. Entre los conceptos que cada vez son más conocidos está el cortisol, una hormona que desempeña un papel fundamental en nuestro organismo, especialmente en respuesta al estrés. Aunque a veces es llamado “la hormona del estrés”, su función no solo está relacionada con situaciones de ansiedad o tensión, sino que también es esencial para nuestra supervivencia y buen funcionamiento.
¿Qué es el cortisol?
El cortisol es una hormona producida por las glándulas suprarrenales, situadas justo encima de los riñones. Es conocida como la hormona del estrés porque se libera en momentos en que enfrentamos situaciones que percibimos como amenazas o desafíos. Sin embargo, su papel no se limita a eso: también regula funciones importantes como el metabolismo, la respuesta inmunitaria, la regulación de la presión arterial y el ciclo sueño-vigilia.
El cortisol se produce en ciclos diarios, siendo más alto en la mañana para ayudarnos a despertarnos y disminuir durante el día. Esta regulación natural es vital para mantener el equilibrio en nuestro organismo. Cuando este equilibrio se altera, puede tener efectos tanto positivos como negativos.
¿Cómo afecta el cortisol a nuestro cuerpo?
El cortisol tiene varias funciones clave:
Respuesta al estrés: En situaciones de peligro o tensión, el cortisol aumenta la glucosa en la sangre, proporcionando energía rápida para responder ante la amenaza.
Regulación del metabolismo: Ayuda a descomponer grasas, proteínas y carbohidratos para producir energía.
Respuesta inmunitaria: Inicialmente, el cortisol tiene un efecto antiinflamatorio, pero niveles elevados y sostenidos pueden suprimir la función inmunológica, haciendo al cuerpo más vulnerable a infecciones.
Control del ciclo sueño-vigilia: Participa en la regulación del ritmo circadiano, ayudando a que estemos despiertos y alertas en la mañana y a descansar en la noche.
No obstante, cuando los niveles de cortisol permanecen elevados durante largos períodos —lo que se llama “estrés crónico”— pueden causar graves problemas de salud:
Problemas inmunológicos: La supresión del sistema inmunitario aumenta la vulnerabilidad a infecciones y retrasa la recuperación de enfermedades.
Alteraciones en el metabolismo: El exceso de cortisol puede incrementar el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Problemas psicológicos: Niveles elevados de cortisol se asocian con ansiedad, depresión, insomnio y dificultades para concentrarse.
Problemas físicos: El estrés crónico también puede provocar dolores musculares, fatiga, hipertensión y alteraciones en la piel.
¿Cómo afecta el estrés prolongado con niveles altos de cortisol?
Aunque la respuesta de liberar cortisol en momentos de estrés agudo es normal y saludable, un exceso constante sin control puede ser perjudicial. Por ejemplo, en tiempos de crisis personal, laborales o sociales, el cuerpo permanece en un estado de alerta permanente, lo que puede deteriorar nuestra salud física y mental con el tiempo.
Además, estudios recientes indican que el cortisol también influye en el envejecimiento prematuro, afectando la memoria y las funciones cognitivas, y contribuyendo a la aparición de enfermedades crónicas.
¿Qué podemos hacer para mantener niveles adecuados de cortisol?
Para mantener una producción saludable de cortisol, es importante gestionar el estrés y adoptar hábitos que promuevan el bienestar:
Practicar técnicas de relajación, como la meditación o el yoga.
Realizar ejercicio físico regularmente, pero sin exceso.
Dormir lo suficiente y mantener horarios regulares.
Alimentarse de manera equilibrada y evitar el consumo excesivo de cafeína y alcohol.
Buscar apoyo emocional cuando sea necesario.
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