Por Fernando Maroño
Es una pregunta que necesitamos respondernos con completa honestidad.
¿Esperas cosas buenas? ¿Cosas malas? ¿Grandes o pequeñas cosas?
Tus expectativas son las que ponen limitaciones en tu vida y no podemos crecer, no podemos mejorar si no superamos dichas limitaciones.
Y esto tiene que ver con la visión del mundo que tenemos, con la forma en que fuimos criados, por los lugares donde hemos vivido y hemos conocido, por la gente que nos ha rodeado y por las experiencias que hemos tenido.
Todo esto hace que nuestra mente crea que existen limitaciones que, en la mayoría de los casos, pudiéramos superar.
En gran parte de las veces, dejamos de hacer algo o nos da miedo iniciar una nueva etapa en nuestras vidas por falta de confianza en nosotros mismos, sin embargo, si no podemos creer en nuestras propias capacidades, habilidades, conocimientos, deseos y experiencia, no podemos esperar que alguien más lo haga.
Debemos tener claro que cada uno de nosotros somos exclusivamente responsables de comenzar a actuar para forjar la vida que realmente anhelamos, nadie lo puede hacer en nuestro lugar.
Hay una frase de Johann Goethe que dice:
“He llegado a la aterradora conclusión de que yo soy el elemento decisivo en mi vida. Yo poseo el tremendo poder para hacer mi vida miserable o alegre. Para con otros y conmigo mismo, yo puedo ser una herramienta de tortura o un instrumento de inspiración. Es mi respuesta que decide si una crisis se escala o no… YO SOY EL PODER EN MI VIDA”.
Esta frase nos comunica la importancia de decidir la manera en que responderemos a las situaciones que nos suceden, nos invita a recordar que SOMOS PODEROSOS sobre nuestras vidas, y, en base a esa realidad, debemos basar nuestras expectativas.
Olvidamos por completo esa realidad y dejamos que lo que nos rodea, el entorno, nuestros seres queridos, nuestro trabajo, la sociedad en general nos dicte como debe ser nuestra vida, y eso no lo debes permitir.
Porque si lo haces, caerás en el autoengaño de pensar que tú eres tu propio peor enemigo.
Y eso pasa en los momentos en que sin importar qué tanto intentes, nada parece salir bien, te sientes derrotado, cansado, oprimido, frustrado y culpas a todo y a todos, incluyéndote a ti mismo. Te impones las limitaciones que dicen que no puedes, que no sabes, que no tienes tiempo y te conviertes en ese humano incapaz, fracasado… en el enemigo creado por ti.
No debes permitir que esto suceda. Al contrario, recuerda que también eres tu mejor amigo, la única persona que desde que naciste y en absolutamente todos los momentos de tu vida, te ha acompañado. Eres el único que realmente sabe lo que sientes, lo que piensas, lo que deseas, eres la única persona en este mundo que puede determinar tu éxito o fracaso.
Debes aceptarte tal como eres y tomar todas las decisiones que te lleven a realizar las acciones necesarias para convertirte en quien quieres ser.
Empieza por una de estas dos:
- Aceptar las condiciones en que te encuentras actualmente
- O aceptar la responsabilidad de cambiarlas
No hay de otra. O sigues como estás, o haces algo por mejorar… ¿qué decides?
En cualquier momento la vida puede ser muy difícil, pero también en cualquier momento, la vida puede ser muy fácil. Todo depende de cómo te ajustas y de las decisiones que tomas ante las circunstancias que se te presenten.
La pregunta inicial fue: ¿Qué esperas de la vida?
Yo te respondo: No esperes NADA.
Tú tienes el PODER de hacer tu vida, de perseguir tus sueños…y cuando los alcances, nadie podrá arrebatártelos.
No te puedes quedar esperando… necesitas CREAR.
Crea tu presente, crea tu futuro, crea tu prosperidad, crea tu mejor vida y sé feliz.
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