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“¿Es posible que se desintegre Rusia?”

¡PARDIEZ !

HECTOR J. GARCIA!



Si bien el gobierno del dictador Vladimir Putin ha provocado que desde el exterior haya una gran afectación a su propio país y población, sucede que desde las entrañas rusas se están avivando los deseos de independencia de varios territorios rusos en las periferias de Moscú, situación que el mismo Putin ha reconocido y que no es nueva, ya que muchos de estos territorios sopesaron en su momento la posibilidad de convertirse en nuevos países como lo hicieron Ucrania o Kazajistán después de la disolución de la Unión Soviética en 1991.


Por lo general pensamos a la población rusa como europeos de tez blanca y de religión cristiana ortodoxa, pero recordemos que la mayoría del territorio ruso es asiático y viven una gran diversidad de etnias con costumbres y religión distintas. La población de territorios como Chechenia o Tartaristán, son étnicamente pueblos túrquicos y de religión musulmana. El territorio ruso de Saja está más cerca de Japón que de Moscú, un dato que nos dimensiona lo extensa y diversa culturalmente que es Rusia hacia dentro.


De hecho, se calcula que el 10% de la población rusa es musulmana, y territorios como los mencionados Chechenia y Tartaristán (el nombre viene de los tártaros de Crimea, que fueron un pueblo bárbaro que llegó a Europa desde Asia Menor hace casi 500 años), hacen que el 10% de la población de toda Rusia sea de religión musulmana, con costumbres y mezquitas que hacen parecer que son territorios turcos y no rusos.


Esta imagen representa a la población rusa de Tartaristán


El problema que ha tenido Rusia, desde su época zarista, es la centralización del poder en Moscú, misma que ha provocado que los territorios asiáticos carezcan de suficiente infraestructura, lo que deja a su población en desventaja para desarrollarse como la de la parte europea.


Un gran descontento de la población periférica rusa, es que la mayoría de los hombres enviados a invadir a Ucrania son de esa región, lo que ha creado un legítimo sentimiento de sentirse población de segunda categoría frente a la población rusa europea, de la que son los adinerados oligarcas rusos, y desde luego que estos últimos no mandan a sus hijos a la guerra.


El dictador Vladimir Putin, ha hecho perder bastante a la población rusa con la guerra de invasión a Ucrania, y esta situación podría acelerar otras dinámicas sociales como la desintegración de la misma Rusia desde sus marginados territorios periféricos. Desgraciadamente, la población rusa cada vez tiene más difícil sacar del poder a Putin, y este se defiende con agresivas leyes como la de encarcelar a cadena perpetua a quienes no concuerdan con su régimen.



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