Por Ma. Isabel Uribe, Psicóloga.
Las mujeres, y todo lo que contienen en ese cuerpo, redondo y maravilloso que tienen, solo me lleva a admirarlas y, aun así, me es difícil expresar cuán bellas me parecen.
Sé que, como mujer, hay algunas formas de mí misma que se me pierden, no las alcanzo a ver, sin embargo, en un enfoque de observación hacia las mujeres que me rodean, solo puedo darme cuenta de todo lo fabulosas que son, por decir lo menos.
Psicóloga de profesión y psicoterapeuta por elección, en mi trabajo he tenido que escucharlas infinitas veces, en diferentes edades, colores y circunstancias de vida.
-Con sus sueños y sus miedos.
-Sus amores y su sufrimiento.
-Sus esperanzas y anhelos
-Con su impotencia y sus enojos.
-Buscando con pasión el salir de aquello que las lastima.
-Sentirse perdidas y buscar el camino de la claridad.
-Sentirse dolidas y vivir a la defensiva.
¿Somos las mujeres muy diferentes a los hombres? No, no tanto. Nos parecemos y nos identificamos de muchas maneras.
Uno sin el otro, la vida humana no existiría. Somos imprescindibles los dos. Sin embargo, las mujeres tienen algo, algo sutil, desde que nacen son fuertes. Es el ambiente el que les hace dudar de lo que están hechas, de su inteligencia, de su creatividad y su intuición.
Cuando son madres, se les ve como cuidadoras de niños siendo que son constructoras de hombres y mujeres. Todos sabemos la importancia que tiene la madre en el desarrollo de los hijos.
En este momento la mujer decide y opta por tener su vida en sus manos, y ser lo que se quiera ser. En muy buen momento están adquiriendo esta conciencia.
Nuevamente enfrenta el reto de desear construir humanidades, o el mundo hacerlo mejor. Y muchas enfrentan con valor y decisión hacer las dos cosas.
¡FELIZ MES DE LA MUJER
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