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TOTOABA Y VAQUITA MARINA: VÍCTIMAS DE L A MAFIA.

Por: Giovanna Mayen

Tijuana B.C. /2018

Mide aproximadamente ciento cincuenta centímetros de longitud, pesa alrededor de cincuenta kilógramos, su color de piel es gris, alrededor de sus ojos y labios tiene una tonalidad obscura, su principal alimento son los peces (de preferencia de esqueletos óseos como la corvina, anchoas, sardinas o trucha)y tiende andar sola. Se trata de la marsopa más pequeña del mundo, la vaquita marina.


Su hábitat, es el alto golfo de California. Desafortunadamente, al igual que la totoaba, podría estar en su último aliento al ser una especie en peligro de extinción. Las autoridades atribuyen esta situación a la pesca ilegal, aunque a pesar de que la cacería va enfocada principalmente al pez totoaba, las vaquitas marinas se quedan atrapadas en la misma red.


En el mercado asiático la vejiga o buche de totoaba tiene un alto costo por sus supuestas características afrodisiacas y traer diversos beneficios a la salud; razón suficiente para que quienes operan en el mercado negro vayan sobre ellas.


“Es un tráfico internacional de algo que en México no se consume ni un solo gramo, no comemos ese tipo de vísceras de pescado, pero en el mercado asiático esta tan cotizado que llegan a pagar cerca de 100 mil dólares por un kilo de buche de totoaba, así que podrán imaginar cómo hay diferentes entidades del crimen organizado involucrados en el tema”


El delegado federal de la Secretaría deMedio Ambiente y Recursos Naturales en Baja California, Alfonso Blancafort, aseguró que el gobierno mexicano a través de las distintas dependencias ha creado estrategias para reforzar su protección; desde incrementar la seguridad del polígono de la distribución de la especie de126 mil a 1millón 300mil hectáreas, reforzar la inspección a cargo de la PROFEPA, de la Marina Armada de México y la Policía Federal, hasta ofrecer una compensación económica a pescadores de Santa Clara y San Felipe, en Baja California y Puerto Peñasco en Sonora.



Sin embargo, para algunos investigadores de COLEF, el problema va más allá de la protección de la vaquita marina. Aseguran que también afecta a la comunidad pesquera que desde hace años, opera en la formalidad y se han visto limitados a la captura de corvina, sierra y camarón.


La buena noticia, es que cada vez son más los especialistas que participan en diversos prototipos de redes para pescar, evitando que esta situación se siga repitiendo


“Lo que hicimos fue abrir la posibilidad de que no solo la INAPESCA propusiera estas nuevas artes de pesca, sino que también los pescadores propusieran las opciones que ellos veían como más viables.Hace un par de meses estuvimos en Canadá en una universidad que tienen un tanque simulador de corrientes de mar y otros factores que influyen en la pesca, ahí tuvimos la oportunidad de probar tres tipos de arte de pesca para posterior decidir”.


Se desconoce el número exacto de estos ejemplares. Durante el último censo realizado se mencionó que había alrededor de 30 vaquitas marinas, pero actualmente se habla de un número menor.

Pese a los resultados desalentadores, la esperanza y el reto seguirá siendo el de salvaguardar a cualquier especie en peligro de extinción, sancionara los responsables y buscar su reproducción.

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