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ATENDER A MIGRANTES

Las ciudades y su gente

Por: Luz Elena Picos



Había una vez, en que unidos en el servicio, ciudadanía y gobiernos atendían a grupos vulnerables. Migrantes que las circunstancias no les habían sido propicias para desarrollarse y cuidar adecuadamente a sus familias.


En las primeras décadas de 1900, Tijuana contaba con unos cuantos miles de habitantes, la mayoría se conocía entre sí y podían hacer planes para el futuro y por supuesto para integrarse a labores comunitarias que les daba la oportunidad de contribuir con esta tierra noble que les ofrecía seguridad para sus familias. En ese tiempo se les llamaba clubes y luego muchos de ellos se transformaron en Organismos No Gubernamentales, más tarde lo que hoy se les conoce como Organismos de la Sociedad Civil (OSC).


Quizá porque muchos habían llegado de otras tierras y en honor de quienes les tendieron la mano para que sus inicios en esta zona, fuera menos complicada, empezaron a aparece las instituciones para atender a Migrantes. En Mexicali el Albergue del Desierto (para niños y mujeres madres de familia) en Tijuana la Casa del Migrante (para hombres) y el Instituto Madre Asunta (para mujeres y sus hijos).


Durante varias décadas, incluyendo por lo menos tres lustros de este siglo los albergues que fueron surgiendo (aproximadamente 18 hasta el 2015) resultaban suficientes para ofrecer ayuda a quien la necesitara. Y sus administradores, que generalmente surgían de iglesias de distintos credos, recibían de Estados Unidos la mayor cantidad de ayuda y de algunos empresarios mexicanos. Pero también de los distintos gobiernos que conocían de los esfuerzos para responder a las necesidades de los migrantes.


En la actualidad esos albergues se multiplicaron, pero aún así resultan insuficientes para la enorme cantidad de seres humanos que huyen de sus países o de sus comunidades mexicanas. Y salen no por gusto, sino porque sus vidas están en peligro. El actual presidente de México, al iniciar su periodo de gobierno abrió la boca, los brazos y las fronteras para decirles “sean bienvenidos”. Pero su ayuda fue escasa, ningún albergue.


Por supuesto que las autoridades federales tuvieron tiempo suficiente para preparase y atender adecuadamente cantidades adecuadas, no los tumultos que han invadido las ciudades fronterizas. Tijuana y Mexicali en primer lugar. Entonces a falta de albergues oficiales, el gobierno federal ha decidido arrebatar a la juventud y adolescentes, especialmente de Tijuana, sus áreas de recreación. Ya lo hicieron con la Unidad Deportiva Benito Juárez de la Zona Norte. Hubo necesidad de rehabilitarla, pero durante un año, no pudo ser usada.


Ahora ya les quitaron la Unidad Deportiva Reforma. Pero a las autoridades no les interesa aprovecha la experiencia de los OSC…prefieren actuar equivocadamente y hacer caravana con sombrero ajeno.

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