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DECANTADOR: LUJO, NECESIDAD O ADORNO


 

Por Yaya González, Sommelier

 




Cada quién cómo le va en la copa.

Decantación, decantar, oxigenar, airear, ventilar el vino…un tema polémico como siempre. 

El decantador, esa vasija de vidrio o cristal con base redonda y ancha, cuello largo y boquilla pequeña, cobra importancia cuando el elixir de los dioses fluye lentamente hacia la base redonda, iniciando su función. Tiene tres usos como sommelier: oxigenar, como adorno y para decantar.

 

¿De qué vino estamos hablando?

Desde una crianza hasta un vino simple sin nombre. El decantador es esencial para oxigenar, pero ¿realmente es necesario? ¿O una botella abierta con anticipación lograría lo mismo?

 

Vinos sin nombre ni apellido

Los vinos diarios van desde un joven astringente que necesita oxígeno, o un simple vino económico de cinco litros. Un bonito decantador o la botella original, ambos cumplen su función.

 



Vinos Potentes y Aromáticos

Los potentes, tánicos, alcohólicos con alta acidez son ideales para decantar. Los aromas a humedad, cuero húmedo o champiñones, también son candidatos para oxigenar y airear. No significa que el vino esté malo, simplemente se eliminan estos matices con la oxigenación.

 

Vinos Tintos de Guarda

Los que tienen más de diez años, se decantan por una o dos horas para revelar su complejidad y cientos de aromas. Los sedimentos, llamados diamantes del vino, son joyas naturales que desarrollan algunos vinos.

 

Sedimentos y Vinos Blancos

Los vinos no filtrados desarrollan sedimentos, también llamados diamantes del vino. Materia orgánica que podría ser semillas, pieles de uva o partes del raspón. El vino blanco también puede decantarse si tiene crianza en barrica.

 

 

 

 

Decantar: Separar, Oxigenar, Airear

Buscar separar el vino envejecido del sedimento, oxigenar y airear vinos jóvenes. Además del decantador, unas buenas copas grandes de boca amplia pueden lograr la oxigenación en casa. Copa Borgoña, Burdeos o Nebbiolo son opciones.

 

Consejos Finales de Sommelier Yaya González

Envinar la copa y el decantador antes de servir, para impregnarlos completamente de vino y limpiar cualquier imperfección. Un acto delicado que realza la experiencia del vino.

 

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