Por MD Larisa Osuna Lever
Mediación y Gestión de Conflictos.
¿Has pensado cuál será el legado que dejes en esta tierra cuando mueras? ¿Te gustaría trascender en otras personas y dejar huella? A mí, sí. No por orgullo ni satisfacción personal, sino por responsabilidad humana, por sentido de pertenencia y por amor al prójimo.
A mis 53 años, he aprendido que de nada sirven mis saberes si no le doy una utilidad de servicio a los demás. El legado es dejar en otros, que se encuentran en nuestro rango de influencia, lo mejor de uno mismo.
Es dejarlos mejor de como estaban antes de que pasáramos por sus vidas. Es permitirles expandirse aún más allá de lo que nosotros logramos y que cuando ya no estemos en sus vidas, no les hagamos falta.
Hay legados familiares muy poderosos que trascienden generaciones. Hay legados de jefes a empleados, de líderes a seguidores, de maestros a sus pupilos. Quien lega debe ser una persona generosa, que vea la oportunidad de enseñar algo y lo haga sin escatimar su tiempo e intereses personales, sin temores o complejos de compartir el “know how” de sus aciertos en la vida y sus experiencias.
Es muy importante nunca subestimar el valor de nuestro legado; quizás nunca sepamos el efecto de este, quizás no nos toque atestiguarlo en vida, pero eso no debería desalentarnos de participar en la construcción de un legado en la vida de alguien.
En temas de liderazgo se hace un gran énfasis en la importancia del legado. Pensemos que, si pudiéramos impactar una vida y esa vida a su vez al menos tres vidas y esas tres vidas, a su vez, al menos otras tres cada quién hasta tener un impacto exponencial, se podría traducir por ejemplo en inventos en favor de la humanidad, en mejores seres humanos, en creatividad, en recursos, en tecnología, en fuentes de trabajo, en bienestar comunitario etc. etc. etc.
¿Ves cómo poniendo en perspectiva la importancia de dejar un legado, puede llegar a ser enorme? Por eso amo la docencia, porque me permite sembrar en las y los jóvenes, mis experiencias buenas y malas y darles herramientas para que busquen su propio camino y espacio en esta vida.
Me gusta pensar que, si yo logro dejar un legado valioso en otros, alguien también lo está haciendo en mis hijos y así nuestra vida tiene un propósito más allá de nosotros mismos. Todos recordamos con cariño y gratitud a alguna maestra, algún mentor, alguna tía, algún jefe, alguna persona que dejó huella en nuestras vidas y cuyo legado vive en nosotros y trasciende a nuestras futuras generaciones.
A ellos les digo: ¡Gracias!
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