Autoconocimiento
Por Cristina Arias
¿Recuerdas cuántas veces has sentido miedo?
Todos en algún momento de la vida lo hemos sentido más de una vez. El miedo forma parte de nuestra estructura emocional, así como nuestro cuerpo está equipado con órganos y cada uno de ellos tiene su función, también venimos equipados con un conjunto de emociones y cada una de ellas tiene tareas específicas.
Concentrémonos por ahora en el miedo, ya que de no manejarse de manera adecuada puede convertirse en nuestro peor enemigo. Lo interesante es identificar de dónde viene, qué lo genera y cómo se instala para poderlo gestionar.
El miedo es generado por un instinto básico de sobrevivencia, nos ayuda a anticiparnos y apartarnos de situaciones peligrosas para protegernos. Tomando en cuenta que el instinto no está diseñado para generar paz, ni felicidad, ni amor, ni diplomacia y que no es una conducta aprendida, sino un impulso natural que provoca una acción inconsciente, entonces ¿cómo puedo regular mi miedo?
Las acciones del instinto son violentas y reactivas, si tu comportamiento es automático lo está manejando el instinto y no tú. Las 3 funciones básicas del instinto son: generar, mantener y defender la vida.
El miedo se origina desde el instinto de “defender la vida”.
Ante el peligro reaccionamos de tres maneras, huir, paralizarse o atacar. Cuando nos sentimos incapaces de enfrentar el peligro, huimos o nos paralizamos y atacamos cuando creemos que tenemos la posibilidad de afrontarlo.
El ser humano se enfrenta a cuatro tipos de miedo: miedo a perder, a enfrentarse, al abandono y a la muerte.
El miedo a perder lo que tengo o no conseguir lo que creo que necesito, genera inseguridad, impaciencia, enojo, agresión, demasiada responsabilidad, perfeccionismo, angustia, fanatismo, orgullo, agresión y esto conduce a perder las relaciones.
El miedo a enfrentar nos hace creer que no estamos a la altura de lo que se nos presente; este miedo produce frustración, inseguridad, timidez, pereza, indecisión y puede generar baja autoestima y problemas de escasez.
El miedo al abandono, rechazo o soledad, nos lleva a tomar decisiones basadas en el qué dirán. Este miedo genera una reacción de protección, posesividad, celos, perfeccionismo, tristeza, vanidad melancolía y dificultad para adaptarse.
El miedo a morir defiende la vida y genera conductas de evasión, desconfianza, fobias, apegos y tacañería. Generalmente evade la realidad y causa problemas de salud.
Una vida llena de miedos carece de paz, para mí la paz es lo más parecido a la felicidad, así que una persona invadida por los miedos difícilmente es feliz.
Para salir del estado de miedo, lo primero que hay que hacer es reconocerlo, esta información te ayudará a identificar su origen. Una vez reconocido, hay que aceptarlo, aceptar que está presente en ti y te ha acompañado (deja de luchar contra el). Posteriormente hay que cambiar el enfoque, hacer una reprogramación mental introduciendo nueva información que te lleve a ver y sentir las cosas de distinta manera y, después, encontrar de qué otra manera puedes satisfacer esa necesidad que tu miedo demanda.
Cada persona es distinta, por lo tanto, es un trabajo muy personal.
Por otra parte, los traumas que son “heridas” emocionales o impresiones negativas fuertes que producen un efecto duradero, se originan en el miedo.
Toma en cuenta que lo que limita a las personas son dos cosas: el ego y el miedo. El ego está hecho a base de creencias y el miedo genera traumas de manera inconsciente; estas “heridas emocionales” nos conducen a actuar de manera instintiva y no desde la razón.
Si reconoces alguna de las características anteriores en ti o en otros, puedes indagar más a profundidad para comprender el origen del miedo y trabajarlo, así como tener una actitud más empática al comprender a la otra persona desde una perspectiva diferente.
Date cuenta cómo tiendes a responder ante situaciones que representen una amenaza para ti, estas pueden ser desde una discusión hasta miedos imaginarios. Hay miedos que, tras analizarlos, notas que no representan un peligro real. Te recomiendo cuestionar si el miedo es real o no, si representa un verdadero peligro para ti. Encuentra el origen de tu miedo con los 4 tipos que mencioné anteriormente y también tu reacción… ya sea que huyas, ataques o te paralices.
Identifica, trabaja y libera tus miedos limitantes.
Conócete, acéptate, ámate.
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