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El deleite del silencio.


Por Liliana Fischer



El silencio puede ser interpretado de muchas maneras. Nos proporciona espacios meditativos donde la ausencia del ruido interno y externo regala tranquilidad, paz y enfoque.

La ausencia de palabras ayuda a reconectar con el centro de tu ser y hacer consciencia de quién eres. La quietud ayuda a encontrar la fortaleza, el coraje y la confianza para vivir tu vida en alineación con tu propósito.

Mantener el silencio ayuda a escuchar a profundidad y a observar atentamente. Esto apoya a romper los hábitos de reaccionar sin pensar, de opinar, de criticar, de asumir y estimula el cuestionar, el acompañar y el contener.

A través de la quietud, puedes aprovechar la sabiduría de tu alma y acceder a los sentimientos y experiencias significativas. En espacios de silencio la creatividad aflora; es una experiencia de redención a momentos sin interrupciones ni distracciones…es un viaje de introspección.

Francis Bacon comparte que: “ell silencio es el sueño que nutre la sabiduría.” Las pausas generan poder. Que no haya sonido alguno, no siempre quiere decir que no haya comunicación. El silencio comunica.

El silencio ayuda a reducir la producción de cortisol y adrenalina, dos hormonas muy relacionadas con el estrés. Existen estudios que demuestran que el silencio permite aminorar la tensión.

En la cultura occidental hay menor entendimiento y tolerancia hacia el silencio. Se malinterpreta como una evasión, una falta de atención e interés y una falta de educación. Las culturas orientales aprecian el silencio, lo consideran equilibrado y deseable. El silencio puede ser utilizado conscientemente para mejorar el proceso comunicativo y para lograr objetivos deseados.

Dice un dicho mexicano: “el pez por la boca muere”. En las culturas Latinas tendemos a hablar de más, con promesas que no se van a cumplir, con cumplidos que no son reales, con críticas innecesarias, con mentiras no solicitadas. Y al no guardar silencio podemos expresar equivocadamente opiniones injustas que después no se pueden retractar.

La frase de William Shakespeare, confirma que “es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus palabras.”


La rendición en silencio, permite equilibrar la emoción con la razón para tomar decisiones importantes. A veces, esos momentos nos iluminan para descifrar qué guardar y qué soltar en el camino de la vida. Y así, hacer consciencia de lo que realmente importa.

Elbert Hubbard menciona que “el que no comprende tu silencio, probablemente no entenderá tus palabras”. Entender el silencio del otro contribuye a una comunicación productiva entre emisor y receptor.

En psicoterapia el silencio de cada paciente es distinto, la significación hay que preguntarla. El acompañamiento respetuoso, la contención, la empatía, el no juicio y la escucha atenta al silencio, es de suma importancia para crear la compenetración y confianza entre el terapeuta y el paciente.

Busquemos que nuestras palabras sean alentadoras y claras desde el amor y procuremos no asumir. Celebremos el deleite del silencio con entendimiento y respeto.


Contacto:

Instagram: @lilianafischerpsicoterapia

Celular: 871 181 7896

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