Por Liliana Fischer
El lenguaje escrito, oral, gestual y corporal, es rico, complejo, y toda una interpretación de comunicación para los seres humanos.
Cada uno tenemos un concepto, una percepción y una definición del amor. El lenguaje del amor es clave para el encuentro amoroso, ese coincidir en la expresión sensible de simbología e interpretación de emociones.
El amor se transmite desde el seno familiar, y a partir de esta experiencia lo empezamos a sentir, a descubrir y a expresar. El uso del lenguaje, la comunicación y la sensibilización de la expresión amorosa es todo un arte. En mi opinión el mundo actual está en una crisis en su experimentación sobre el lenguaje del amor.
Byung-Chul Han, en su libro La Agonía del Eros, comparte que el amor está amenazado, tal vez muerto; o en todo caso bastante enfermo. La desensibilización humana, la desvinculación de las emociones propias y con los demás, la falta de comunicación real son algunos de muchos aspectos por los cuales el lenguaje del amor está en proceso de extinción.
La digitalización, el internet, la virtualidad, y este nuevo lenguaje simplista de emojis, no conduce al romanticismo, a la poesía, a las cartas de amor, a la expresión sensible del lenguaje del amor.
Los emojis, el nuevo vocabulario de símbolos y caritas de diversos estados de ánimo, se ha convertido en la semántica y gramática más extendida en nuestros tiempos. Y se presta para miles de interpretaciones confusas que no ayudan a la expresión del amor y a la cercanía emocional. El amor requiere de paciencia, sensibilidad y empatía. Hoy en día, si el mensaje no se responde de inmediato se interpreta como una falta de interés o desamor. El deseo de gratificación inmediata pone en jaque mate a la evolución del amor.
Para amar hay que arriesgar. Para llegar al amor verdadero hay que tener el coraje del anonadamiento de sí mismo para poder descubrir al otro.
Freud compartía que “El que ama, se hace humilde. Aquellos que aman, por decirlo de alguna manera, renuncian a una parte de su narcicismo”.
Jung creía que “El amor verdadero establece siempre vínculos duraderos, responsables. Y se necesita libertad solo para la elección, no para su realización”.
De acuerdo a Chul Han, “El Eros es una relación con el otro que está radicada más allá del rendimiento y del poder”.
Octavio Paz afirma que “La sexualidad, el erotismo y el amor son tres caras de una misma realidad, donde el sexo es la fuente primordial de estas tres expresiones de la vida. El sexo funciona como el centro y el pivote de esta geometría pasional” (La llama doble, p 13). El erotismo es capaz de brindar la vida y la muerte.
En el amor hay emoción, imaginación, creación, fantasía, y deseo; Eros la pulsión de vida está en acción. Hay una sed del otro, hay atención al otro, por lo que el egocentrismo se anula. Amar no es acto pasivo, es accionar hacia lo amado.
La pregunta por contestar es: el lenguaje del amor, como la poesía ¿Está por perecer? ¿O deseamos que trascienda?
Paz afirma que el amor es inseparable de la poesía. La poesía busca la belleza en el lenguaje y también intenta construir un universo de perfección; la poesía es una creación humana, requiere inspiración y uso de la imaginación como el amor.
En mi opinión, el mundo necesita del amor, de la expresión y de la sensibilidad humana para trascender.
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