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El reto.

Por Ma. Isabel Uribe/ Psicóloga clínica






Es  marzo y no podemos dejar de pensar en las mujeres y todo lo que ello conlleva: el movimiento feminista, el cuestionamiento hacia los hombres y el comportamiento milenario del poder que han esgrimido sobre nosotras, y   de ahí, el movimiento propio de las mujeres, para mejorar nuestra vida.


Soy Psicóloga clínica y soy mujer, o tal vez debería de decirlo de otra forma, soy mujer y soy psicóloga Clínica. Solo que a veces tengo que ser más precavida y denotar que tengo un título profesional, y como a muchos hombres y eso me hace más valiosa.


Reflexiono y me pregunto ¿quién nos ha devaluado en nuestra femineidad y en el valor personal que tenemos?

¿Quién nos dijo que éramos inferiores en nuestro rol de mujeres?

¿Quién nos comparó?, ¿quién se atrevió?,¿en qué competencia inútil nos metieron? Tenemos ya algunas respuestas sobre el nacimiento del patriarcado.


Hace unos días en una reunión de mujeres, una chica alrededor de 18 años, hacía  un comentario sobre cómo los hombres tienen mejores opciones en su vida, incluyendo desde su naturaleza física, se lamentaba tristemente de ello, en ese momento yo pensé, : claro que no, ser mujer es sumamente formidable, yo no tengo ningún sentimiento donde desearía ser hombre, así lo expresé, se hizo un silencio impresionante.


Considero que actualmente estamos dentro de una sociedad que no alcanza a decidir cómo y cuál es el comportamiento que deben seguir las mujeres; incluso a nosotras también nos está sucediendo. ¿Tienen que trabajar como lo hacen los hombres fuera de casa?,¿deben sacrificar su deseo de ser madres?, porque tener y criar hijos ya se considera devaluatorio, pareciera que es más importante ser una profesionista reconocida que una madre que lleva a sus hijos a la escuela y feliz les hace la comida.





¿Hay que seguir buscando la dependencia económica en el hombre, o debemos luchar por ser independientes en todos los momentos de nuestra vida?

¿Y si solo requiriéramos regresar a lo que somos?: seres inteligentes, intuitivas, sensibles que aceptamos nuestro dramatismo sin cuestionarlo, aprendiendo de él, yo lo llamaría la bendición de poder sentir nuestras emociones, expresarlas y aprender a dirigirlas y gestionarlas, esto es: llorar, cuando haya que hacerlo, reír y cantar cuando nos encontremos en otro momento, escribir, bailar, pintar, en fin, tener hijos, crear, como lo hacemos las mujeres, tal como nacimos.


Porque como ya me cansé de decirlo, soy mujer y psicóloga clínica, tengo mucho tiempo en mi trabajo de psicoterapeuta, he visto  hombres y mujeres cruzando mi puerta con el deseo de crecer, de superar dolores emocionales y ser mejores personas; a todos ellos los admiro sin condición de género, Todos tenemos un camino que recorrer, batallas que enfrentar, dulces que disfrutar.


Estamos en la búsqueda de la integración, la racionalidad acompañada del desarrollo emocional que tanto hombres, como mujeres necesitamos.

 

Que tengan una excelente vida.

 

 

 

 

 

 

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