top of page

El Viento de la Rosa

Por Cristina Arias

Autoconocimiento


He sido testigo una y otra vez de esa sensación de alivio, relajación, interés y de sorpresa a la hora que llega el elemento “comprensión” en consulta. Es increíble como la comprensión puede ser un “desata nudos” maravilloso.


He visto su efecto disolviendo culpas, recriminaciones y juicios, convirtiéndose en impulso para ejercer la responsabilidad y desarrollar empatía.


La comprensión actúa como preparativo para lo que pueda llegar, y también como liberador de un sentimiento de pesar. Yo le llamo “el viento de la rosa”, ese momento donde “te cae el 20”, como decimos en México, y sientes que has llegado a un éxtasis de iluminación donde todo parece aclararse y tener sentido.


Para poder llegar a ese punto de iluminación, el primer paso es estar abierto a hacerlo, tener la disposición de ser más flexibles y dejar de querer ser poseedores absolutos de la razón, es decir, implica invitar a la humildad a que nos acompañe a experimentar desde otro ángulo y con otra mirada la situación, la persona o el propio sentir.


Para comprender hay que experimentar, hay que “remangarse las mangas y ensuciarse las manos”, salir de la zona conocida y solicitarle al ego que se quede quieto en un lugar para poder recorrer distintas razones y sentires, a menudo ajenos a los nuestros. La comprensión trae consigo posibles soluciones, hace a un lado culpables y encuentra responsables.

Para hacer cambios duraderos, genuinos y solucionar lo que se presente, hay que comprender. Y para comprender, es indispensable como primer paso, identificar el conflicto y separar la causa de los “síntomas” que a menudo se confunden.


Para comprenderte a ti mismo, hay que visitar a las creencias que se alojan en tu subconsciente y son en un 95% responsables de tus actitudes.

Conceptos no es lo mismo que creencias, aprendemos conceptos que forman creencias y experimentamos la vida a través de ellas… por eso, si quieres comprender la vida, busca comprenderte a ti mismo, a tus creencias y el origen de ellas, cuestionar lo aprendido y alinearlo con lo experimentado.



Para que encuentres lo que es verdad para ti y vivas a partir de ello: la verdad implica certeza…no se cree, se sabe. Para saber cuál es tu verdad, es necesario dar un clavado a tu interior.

A mayor comprensión más seguridad, más claridad y menos confusión.



A lo largo de la vida vamos teniendo necesidades y, lo óptimo, es ser cada vez más capaces de satisfacerlas. Cuando hay confusión y falta de claridad, muchas veces esas necesidades quedan inconclusas generando un malestar, inconformidad y conflictos.

Lo que se hace en terapia es identificar tu verdadera necesidad, identificar dónde quedó truncado tu proceso hacia satisfacerla, cómo es que lo vives, cómo te afecta y lo que te llevó a interrumpir el proceso.

El terapeuta no soluciona tus problemas, te ayuda a que veas e identifiques cuál es el verdadero problema, los síntomas, las causas y las herramientas con las que cuentas. Es entonces cuando llega el momento de la comprensión; “el viento de la rosa” … es ahí cuando tú decides qué hacer a partir de ello y tomas responsabilidad.

Es un momento mágico donde se gestan los cambios más significativos y duraderos. Es ese cambio de percepción que a su vez genera un cambio en la emoción y en el sentir. El poder está en ti.

Conócete, acéptate, ámate.


Revista Digital

"Hablemos de

lo Bueno"

bottom of page