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Encontrando al líder de mis sueños


Por Marissa Reyes



Hace tiempo, cuando leí “El monje, el surfista y el ejecutivo” de Robin Sharma, se encontraba una frase con la que reflexionaba …" Cada hombre sólo tenía una vocación genuina, hallar su propio camino. Su tarea era descubrir su propio destino, no uno arbitrario y vivirlo completo y resueltamente dentro de sí mismo. Cualquier otra cosa sólo era una existencia posible, un intento de evasión, una huida hacia los ideales de las masas, la conformidad y el miedo a su propia interioridad” -Hermann Hesse-.


Insertada en ese pensamiento, me di cuenta del alcance que tenemos los seres humanos de evolucionar, o sentir que evolucionamos y, al mismo tiempo, destruirnos a nosotros mismos con el firme propósito de sentirnos exitosos o formar parte de algo, sin darnos cuenta que todo lo que deseamos, no es solo una sensación de satisfacción temporal como la máxima aprobación para poder sentirnos validados, como cuando Papá o Mamá revisaban la tarea para hacernos sentir que estaban orgullosos y que merecíamos ir a jugar, o comer un helado.


Nos condicionamos tanto a la validación, que nos perdimos de la autovaloración y pusimos nuestra autoestima un sinfín de veces en el resultado, sólo para agradar a los demás y no en el proceso maravilloso de vivirlo a bordo de tus emociones, y disfrutar tus valiosos errores. "Aprendiendo a evolucionar equivocándonos".



Hemos desconectado nuestro sistema de navegación en altamar, pues a ratos hemos preferido escuchar a los demás para que nos guíen en el océano, confiando más en su mirada, que en la nuestra. Restamos valor a la capacidad de manifestación y exactitud para llegar hacia donde deseamos, volviendo a conceder el merecimiento absoluto de nuestros sueños a alguien o algo. "Activando la desconfianza, dormimos el poder de nuestra intuición"


Así, vamos dejando de disfrutar lo fantástico que es entrar en nuestro mundo de emociones, donde nacen nuestras ideas y se vuelven únicas ya que llevan impreso el deseo de querer cumplirlas. Tomemos unos minutos para ver con claridad e ir colocando cada cosa en su lugar ya que, evadiéndote, no das espacio a seguir el flujo natural de tu vida y te mantienes perdido.

"En el desorden de tus emociones está el caos de tus objetivos".


Así que detente, aligera la prisa y respira para que te percates del sueño real. Que hoy, tu Ejecutivo Interior vuelva a mirarte y dé razón de que no hay éxito alcanzado cuando te olvidas de ir contigo en el viaje; que no se vale perder el equipaje de los valores reales por el maletín de efectivo; que el premio mayor también se alcanza creando proyectos, negocios y relaciones sólidas con los pies en la tierra, la mirada en tu interior y honrando tu vida.


Que en el mundo corporativo cada día sean más los lideres sanos, conscientes y creándose empatía de liderazgo genuina.

Revista Digital

"Hablemos de

lo Bueno"

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