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ENDEMICO A LO POLEMICO


Por Edith Tornero



Originalmente, Baja California y de hecho California, fue hasta hace algunos cientos de años zona desértica, habitada por cactáceas como el cardón, choyas, arbustos, chaparral, matorral costero y, en las alturas, bosques de pino y táscate, por citar algunos. Debido en parte a la profundidad de nuestro océano pacífico, de agua a veces muy fría, el sol no alcanza a calentar el agua, por lo tanto, no evapora e históricamente no hay lluvias que permitan otro tipo de vegetación en la zona.


Sin embargo, nuestra flora es una delicia en su estado natural, posee características que le permite adaptarse donde hay poca o nula humedad y los cambios bruscos de temperatura durante el día. Algunos arbustos se componen de raíces muy largas para alcanzar zonas húmedas del subsuelo, otros tienen la característica de acumular agua en sus tejidos y soportar la falta de agua por meses con la luz directa del sol. Otras más, aprovechan la bruma del mar de donde toman algo de humedad y, las más afortunadas, ya en la sierra y con otro tipo de suelo, se agrupan para cubrirse unos a otros de la incidente luz solar.


Según datos del INEGI (1), en México, 255 de 700 especies de cactáceas, corren algún tipo de peligro, incluso, de extinción. Como exigen pocos cuidados y adoptan formas extrañas, se han convertido en plantas de ornato muy apreciadas por coleccionistas y recolectores furtivos. Alguna de la flora en peligro de extinción es la flor de borrego -para muchos invasiva-, también el órgano aterciopelado y la biznaga llavina.


Es importante destacar a la chirinola -endémica de Baja California Sur-, es la única cactácea que camina y que, como parte de la fauna de esta península, está expuesta a depredadores en su entorno natural al igual que del ser humano, que las arranca para que su ganado no se espine porque crecen a ras de suelo; o bien las roban para venderlas en el mercado negro en otros países. El mismo caso para la siempre viva de Isla de Cedros, planta que es usada como ornamento por su color rojizo o por sus propiedades curativas…y muy buscada por los asiáticos.



Baja California posee una amplia variedad de flora, de ella, un 23% es vegetación endémica, no la encontraremos en ningún otro lugar del mundo. Tenemos bellezas naturales que aun podemos apreciar en lugares poco accesibles para el ser humano…afortunadamente.




El rápido crecimiento poblacional, la infraestructura, la ambición de personas que trafican con ellas, los incendios por descuidos y el cambio climático, son elementos que alteran no solo nuestra flora, también la fauna de nuestro Estado, ¿debería suceder así? ¿debemos hacer un alto?

Imagina que subes a una zona desde donde puedes ver el mar al frente y alrededor, una gran cantidad de vegetación, flora y fauna silvestre aun no alterada por la civilización, pero la realidad es que, si estás ahí, es porque alguien más ya lo hizo y seguro encontrarás más que vegetación y animales…verás terracería y a seres humanos aplastando todo a su paso.



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