¡PARDIEZ
Por Héctor J. García
Erróneamente se le ha conocido a Europa como el viejo continente, como si la civilización humana como la conocemos no hubiera iniciado en Oriente Medio con los Sumerios. Actualmente, sí que aplica el adjetivo de “viejo” ya que su población es la de mayores edades promedio, con los índices de natalidad más bajos.
Además de la coyuntura de envejecimiento poblacional en que se encuentra Europa, le afecta directa o indirectamente la gran burocracia de todo tipo que significa la Unión Europea, la cual alberga a un gran porcentaje de los países de este continente. Si bien la Unión Europa, con sede en Bruselas tuvo su origen para reconstruir a Europa después de la Segunda Guerra Mundial, desde hace un corto tiempo se ha convertido en un inhibidor de giros económicos como el desarrollo tecnológico energético, comercial y migratorio.
Hablando específicamente de la Unión Europea, tiene la problemática de lo distinto que son sus miembros en las finanzas nacionales. Por ejemplo, tenemos a economías muy ordenadas fiscalmente como los países nórdicos, Alemania y los Países Bajos; mientras que algunas economías como España, Portugal, Grecia e Italia, tienden a endeudarse sintomáticamente con el propio banco central europeo, pero sin hacer ajustes a sus políticas fiscales. Esto causa descontento en las naciones de la eurozona que tienen un manejo ortodoxo de sus economías.
Si bien ha habido en Europa una apertura migratoria, esta ha sido en un tenor muy garantista y de acentuada asistencia social, lo cual a la larga crea fuertes problemas sociales. Actualmente se empieza a ver en las comunidades provenientes del norte de África y de religión musulmana que radican en países como Francia y Suecia. Desafortunadamente, se crean entornos xenofóbicos por parte de la población local europea que enfrenta el fuerte pago de contribuciones fiscales.