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“Hablando de guerra y de paz.”

Por: MD Larisa Osuna Lever





Hablar de la guerra y sus causas es hablar del fracaso de la diplomacia y de la comunicación asertiva. Estamos presenciando una guerra de proporciones humanitarias incalculables, justo en la recta final de una pandemia que devastó a la población mundial, increíble que no hayamos aprendido nada.

Argumentos a favor y en contra sobran: territorio, libertad, soberanía, intereses económicos y políticos etc. ¿Por qué ahora? cuando apenas nos estábamos recuperando de la tragedia de salud y empezábamos a retomar nuestras vidas con un poco más cada día de esta “nueva normalidad”

Está de más decir que soy pro-Ucrania y que pienso que no hay cabida para dictadores y gobernantes absolutistas en el 2022.

Pero… ¿Qué falló? ¿Cómo llegamos hasta este punto? ¿En verdad somos seres evolucionados? ¿Aquí y ahora la solución para los desacuerdos es matar y destruir una nación libre? ¿Por qué no hemos aprendido a construir la paz?

Basta con asomarse a los debates sobre cualquier tema en redes sociales para darnos cuenta de que la paz es un valor que no sabemos cómo construir, ni mucho menos mantener. Nos escudamos en las plataformas virtuales para verter odio, crítica destructiva y humor mordaz.

En la era de la información y la comunicación, no sabemos comunicarnos con asertividad. Escuchamos para responder no para entender y respondemos para ganar el debate no para argumentar y persuadir.

La raza humana que se diferencia del reino animal por su capacidad de razonamiento, no ha aprendido a razonar. La inteligencia emocional y las competencias sociales son una necesidad básica de nuestra formación en etapas tempranas, porque ciertamente todos tenemos el compromiso de emprender la tarea de mejorarnos a nosotros mismos, llámese moral o espiritualmente, necesitamos permanecer en mejora continua.

Como en la Guerra, gana el que aplaste a su oponente con mayor despliegue de fuerza militar, ¿en las relaciones “gana” quien grita más o quien tiene el carácter “más fuerte”? ¡Mentira!

Solo el débil necesita del uso de la fuerza y de la violencia para conseguir sus objetivos o imponer sus ideas, y eso debido a su incapacidad para argumentar y convencer.

¿Hasta cuándo seguiremos normalizando la violencia, el uso del lenguaje agresivo y la comunicación hostil? Y ¿hasta cuándo seremos tan ofendibles y vulnerables que hablar con la verdad se ha convertido en un deporte de alto riesgo?, y si no, preguntemos a los periodistas en México y a todo aquel que osare contradecir al régimen actual.




¿Es esto evolución? ¿Es esto la conquista de nuestras libertades?

No lo creo… quizás Dios nos esté mandando señales que claramente no estamos leyendo indicándonos que estamos en la ruta equivocada.

Este mundo no puede mejorarse solo, necesitamos avanzar unidos y evolucionar hacia mejores formas de relacionarnos. Imaginen lo que pudiéramos lograr si tan solo permaneciéramos solidarios unos con otros y trabajando con los objetivos que nos son comunes.

La violencia no es el camino. La paz, el diálogo constructivo y la concordia sí lo es.


No pretendo con este artículo cambiar al mundo, es solo la expresión de lo que observo y mi humilde opinión, tengo esa mala costumbre.

Gracias por dedicar unos minutos a leerme, acompañarme en esta reflexión y retroalimentarme.

¡Prueba la mediación!


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