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La Pandemia, el vino y yo. Mi mejor maridaje.

por: Yaya González



Todo comienza un 10 de marzo 2020 tomando el vuelo de la línea Iberia, saliendo de Los Ángeles rumbo a Madrid, España. Cerrándose la puerta del avión, también se cerraban las fronteras, las casas, los vuelos, las puertas de los trenes, de hoteles, negocios, restaurantes…de todo!.

“Ahí estaba yo, sin dar crédito al panorama que estábamos viviendo.”.

El tema de mi viaje era exclusivamente el vino y mi destino Madrid y Francia. Fue un viaje bien planeado, con vinícolas de primer nivel y restaurantes con estrella Michelin, sin escatimar en nada. El mundo era mío, la Sommelier Bond en su máxima expresión.


Llegando a Madrid, se sentía la soledad, todo era un poco extraño. Tuve la oportunidad de disfrutar del buen comer y del buen beber ese día en Madrid. Acto seguido, mi destino era Avignon y Heritage Francia, El Ródano Norte y El Ródano Sur, vinos, vinícolas de suma importancia, vino, vino, vino y más vino, con los mejores personajes dentro de este rubro y los mejores lugares del mundo, para terminar el viaje el 12 de abril.

De todo este tiempo, puedo decir que se rescataron 4 días en las afueras de Francia, y después de estos, empezó el terror, la pandemia ya estaba en su máxima expresión.

En mi siguiente destino, Vigo, Galicia (a 6 horas de Madrid en tren), terminé confinada 25 días después de que me atacara el virus. Gracias a Dios no me pegó tan fuerte, solo me quedé sin olfato, sin poder saborear nada y un dolor de frente con constipación. No dejé que me entrara el pánico, estaba lejos de mi familia, muy lejos, y por ese mismo motivo no lo quise anunciar para no angustiarlos más. Sí, fui de las primeras que me dio Covid en el país más infectado del mundo.

El vino, mi mejor aliado, mi mejor compañero, el único que me ayudaba a relajarme estando al otro lado del mundo; y aunque eran los mejores vinos de Francia y España, los tomaba sin pasión por la falta del sentido del gusto, me mantenían con buen humor.


Después de ese tiempo tan largo, logro salir de Europa a mi México, y de ahí a mi Tijuana querida. Envinada, consciente, sana y salva. Llegando a mi destino, de nuevo el confinamiento sin poder abrazar a mi familia, pero ya en mi terruño. Confieso que mi confinamiento fue lo máximo; mis amigos de las vinícolas me mandaban vino al domicilio donde estuve por dos semanas. Vinos de calidad, de mi Baja California y de mi Valle preferido.


Cumpliendo las 2 semanas, llego a mi casa y mi familia me recibe con un vinazo y una carnita asada 100% Mexicana.


Aquí les comento las propiedades del vino tinto:

Riboflavina (vitamina B2), ácido ascórbico (vitamina C) y ácido pantoténico (vitamina B5). Previene enfermedades cardiacas y el colesterol, aumenta los niveles de omega 3, reduce el riesgo de padecer cáncer, ralentiza el envejecimiento, ayuda a la piel y a la pérdida de peso, entre muchas cosas más. Esto, combinado con una disciplina de ejercicio en cuerpo y mente.


Salud!

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