Lo único seguro en la vida es que nacemos, vivimos y morimos, ese es el círculo de la vida. Algunos vivimos con la pesadez de la incertidumbre sobre la temporalidad de la vida en esta dimensión. Nos cuesta esa confrontación con la realidad.
Somos instantes nada más, existimos en el hoy, cada día. La gran mayoría de las pesonas sentimos que el tiempo es infinito. Cuando llega la adversidad procesamos que el tiempo no es eterno para expresar, comunicar, amar, trabajar, disfrutar, y darle sentido a la vida.
En el “controlar” y “poseer” creemos tener una sensación de seguridad, que es una ilusión. No sabemos si amanecemos mañana. ¿Cómo controlamos a otros o alguna situación?
Para estar en centro con uno mismo hay que comenzar por desapegarnos de las personas y las cosas. Hacer consciencia por medio de la introspección y la contemplación, aligera el viaje. La contemplación desde Tolle es el espacio, tomar conciencia del espacio que te rodea e intentar sentirlo, prestando atención a "nada".
La vida no se transforma, lo que se transforma es el Ser, desde el “Yo soy”, y “Aquí Estoy”. A través de la conciencia se eleva la calidad de vida. La contemplación se da con el potencial racional porque es el único que puede desplegar imágenes visuales, e intergra la totalidad de tu Ser, tu conciencia autoreflexiva (sin juicio), de todos tus potenciales (racional, emocional, sexual, motriz, e instintivo) al mismo tiempo, comparte el Dr. Antonio Ruiz Soto.
Los cuatro acuerdos de Don Miguel Ruíz, maestro de sabiduría Toteca nos pone en contacto con los fundamentos para relacionarnos con nosotros mismos y con los demás y nos liberan de creencias limitantes. Los 4 acuerdos son principios que guían hacia la libertad personal, la felicidad y el amor y son los siguientes:
Que tu palabra sea impecable.
No te tomes nada personal.
No hagas suposiciones.
Siempre haz tu máximo esfuerzo
Anaïs Nin decía: “No veas al pasado con tristeza, ni el futuro con miedo. Vive el presente con plenitud y serenidad”.
Kübler-Ross expresa que debemos aprender a ponernos en contacto con el silencio dentro de uno mismo y saber que todo en esta vida tiene un propósito. No hay coincidencias, son una causalidad. Todos los eventos vividos son bendiciones que se nos dan para aprender.
Vivir es un acto creativo y cada momento podemos renacer y recrearnos cada día. Hay que priorizar lo que es importante para cada quien, lo que es invaluable, el amor, la familia, la amistad, y la paz.
Cierro con unas líneas de la canción Aventura de Toda una Vida de Coldplay: “Enciende tu magia, todo lo que quieres está a un sueño de distancia, somos leyendas, todos los días, somos diamantes, solo yo me pertenezco”.
Aprovechemos la temporalidad de la vida para que los momentos que tenemos sean plenos, mágicos y trascendentes en el aquí y el ahora.
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