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LAS GRANDES MUJERES

El mundo y su gente



Por Luz Elena Picos



Aun se escucha en el ambiente los encontrados gritos, por un lado cantando logros llegados tras muchos años de lucha de mujeres por ser reconocidas en sus valores. Por el otro los de furia e inconformidad de quienes dan voz a aquellas féminas que les fueron arrebatas sus vidas. Ambos grandes grupos tienen parte de la razón.


A lo largo y ancho de Baja California se pueden ver los resultados de las mujeres en todos los ambientes. Pero sigamos mostrando lo que es el Tercer Sector, ese que es identificado como el Voluntariado. En el que, salvo excepciones, se trabaja en forma gratuita o con alguna compensación económica que es por su exiguo monto, simbólica.



Si se hace una revisión del Directorio Estatal de los Organismos de la Sociedad Civil (OSC), con todo y la baja en el registro que ha sucedido en los últimos 3 o 4 años. Siguen siendo las mujeres, el gran porcentaje que aporta su trabajo y esfuerzo a la solución de problemas sociales.


Ellas, las mujeres, por su sensibilidad se identifican más rápidamente con los ancianos y sus carencias, los niños abandonados o descuidados, los migrantes y sus problemas.


Las mujeres llegan, incluso de otro país e identifican el o los problemas. Por ejemplo la señora Charla (Carla) Peraud, con residencia en North Hollywood, llegó de vacaciones a principios de 1968 a Colonia Guerrero, al norte de San Quintín, vio las múltiples carencias e inició una gran obra “Cristo por su Mundo, A. C.” orfanato que atiende a niños desde recién nacidos hasta su mayoría de edad, fecha en la que se les ofrece ayuda para que realicen sus estudios, incluidos los universitarios.


Luego ahí mismo fundó una clínica que cuenta con un quirófano y en forma gratuita se atiende medicamente a las personas que carecen de medios económicos. En los años 60´ no había clínicas suficientes del sector oficial. Luego incorporó un Asilo de Ancianos para atender a esas personas tan vulnerables que estaban abandonadas o sin familia.


La sensibilidad de la señora Charla (Carla) Peraud convirtió un paseo familiar realizado en 1968 en una gran oportunidad de servir a sus semejantes en un país distinto al suyo. Tuvo la sensibilidad de no solo disfrutar de las bellezas naturales de la Baja California y en especial de todo el Valle de San Quintín. Supo dar respuestas adecuadas a problemas que vio y se conmovió. Sensibilidad de las grandes mujeres de todas las nacionalidades.

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