Por Fernando Maroño
Para muchas personas, en estas fechas de fin de año llegan momentos de nostalgia y melancolía, y es común que reflexionemos sobre lo que ha pasado y lo que dejamos de hacer, lo cumplido y lo que quedamos debiéndole a nuestra vida y lo que deseamos que suceda en los días, meses y años siguientes.
Son estos momentos de la vida en que es necesario hacer una introspección y aceptar la responsabilidad de nuestras condiciones actuales, las circunstancias y decisiones tomadas y las repercusiones de éstas.
Es cuando debemos recordar que solo nosotros mismos podemos llevarnos a donde queremos llegar…nadie más nos llevará, depende únicamente de nuestras acciones.
Nos rodea un mundo lleno de contradicciones, donde parece que debemos competir entre nosotros para demostrar quien tiene más, donde existe desasosiego y pesar por la falta de satisfacciones superfluas, un entorno lleno de prisas, de cosas fáciles, de desconexiones interpersonales, de falsas promesas y de ilusiones inalcanzables; y es justamente por esto que DEBEMOS aprender a desprendernos de lo que nos limita, de aquello que nos da miedo, de lo que nos hace dudar y temer por el futuro.
Hay que dejar atrás lo que nos detiene, aceptar lo que pasó, perdonar lo que haya que perdonar (incluyendo perdonarnos a nosotros mismos), y vivir la vida que nos corresponde, luchando por mejorar y ser felices a cada momento y para enriquecer la vida de quienes nos rodean. Eso es la vida y no quejarse, lamentarse o deprimirse.
Es vivir cada instante con la intensidad de nuestros sueños, con la fuerza de nuestra esperanza, con el respaldo de la fe y con la confianza de que al final, todo estará bien.
No hay que mirar hacia atrás lamentándose del pasado, ya se fue, no hay que preocuparse por el futuro pues no ha llegado. Hay que vivir en el presente y hacerlo tan bello, tan intenso y tan especial, que valga la pena vivirlo para recordarlo después.
Porque déjame decirte algo: si crees que sentirte mal o preocuparte de más servirá para cambiar algo de tu pasado o tu futuro, estás viviendo en un plano con un diferente sistema de realidad. Si realmente quieres cambiar, debes darte cuenta que ahora, en este momento, en el PRESENTE, es donde puedes tomar las decisiones necesarias y llevar a cabo las acciones que te acercarán a lo que pretendes obtener.
Recuerda que tu vida actual es un reflejo de tus decisiones pasadas… ¿ya empezaste a decidir cómo será tu futuro?
Haz lo que tengas que hacer, cambia lo que tengas que cambiar y decide tener éxito en lo que te propongas. Si, es una decisión, y dentro de esa decisión debe estar la de no limitarte.
No creas que no puedes, no digas que no sabes, no pienses que no eres capaz, no sientas que no tienes lo necesario. Porque si tú crees cualquiera de esos supuestos, debes empezar a volver a creer en ti.
Los tiempos difíciles requieren una fe inquebrantable, sé consciente que los retos actuales pasarán y que los grandes problemas preceden a soluciones más grandes por llegar.
Cada desilusión nos regala nuevas oportunidades y los momentos de escasez nos abren el camino a la abundancia, así que debes creer en ti, en tus sueños, en que es posible.
Recuerda: No puedes conquistar aquello que no anhelas, y si te limitas, entonces definitivamente no podrás anhelar nada.
Ahora, no será fácil, deberás luchar, comprometerte, tener voluntad, inspiración y compromiso. Deberás pensar: “¿qué estoy dispuesto a dar a cambio de aquello que anhelo de la vida?”. Depende de la respuesta y de lo que hagas al respecto, obtendrás los resultados deseados ya que las recompensas solo llegan a aquellos que se esfuerzan y no se limitan a sí mismos.
Entonces, nunca limites tu universo.
Detente, respira, sé honesto contigo mismo y lucha por tus sueños. Solo así lograrás alcanzar todo aquello que te propongas.
¡Felices fiestas y mis mejores deseos para que tu vida sea lo que siempre has soñado!
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