!Pardiez!
Por: Héctor J. García
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Tijuana ha crecido casi cinco veces su población desde mediados de los años 80´s. Este salto de medio millón a más de dos millones de habitantes en poco más de una generación ha posicionado a Tijuana entre las cuatro ciudades del país con mayor PIB, sólo por detrás de la CDMX, Monterrey y Guadalajara, considerando que estas últimas tienen más siglos de desarrollo respecto a Tijuana.
El crecimiento poblacional de Tijuana ha sido principalmente hacia el este, y dicho crecimiento acelerado exige que las delegaciones municipales tengan al frente a personas muy eficientes para administrar los recursos disponibles así como gestionar los que se requieren para desarrollar las delegaciones desde el ámbito municipal. Para desarrollar una zona se requiere actividad económica, así que las autoridades municipales deben ser facilitadores para que crezca la inversión en sus demarcaciones.
El dinero público no existe, en realidad es dinero que producimos los privados con nuestro capital y trabajo, por lo que es primordial que servicios básicos como alumbrado público, vialidades en buen estado, seguridad pública y recolección de basura sean atendidos por las autoridades municipales para que haya una mayor certidumbre a quienes vayan a invertir. Y con invertir me refiero tanto a quienes invierten en abrir un local comercial de 25 m2 como en quienes inauguran o amplían una fábrica de cientos de metros cuadrados de superficie.
Hablando de certidumbre, la zona este de Tijuana requiere de un gran frente único para gestionar la regularización de la tierra que aún no lo está. La administración municipal deja de recibir millones de pesos anualmente por concepto de prediales no cobrados por no haber una entera regularización la tierra.
El éxito de las ciudades modernas radica en su conectividad, por lo que Tijuana tiene qué tener una mayor conectividad con Rosarito y Tecate, ciudades con las que en los hechos ya está conectada, requiriendo de mayores obras de infraestructura para fortalecer a la zona como una gran metrópoli. Tenemos el ejemplo del abandono del Boulevard 2000.
Lo mencionado en los párrafos anteriores se resuelve con una eficiencia de políticas públicas, y no creando otra estructura municipal, lo cual beneficiaría a los políticos. Si la solución fuera crear más municipios, estados como Oaxaca o Chiapas estarían en una condición de ensueño, ya que tienen más de 100 municipios, y en la realidad vemos que son entidades con atrasos increíbles. Algo parecido ya ocurrió en Baja California, con la creación de los municipios de San Quintín y San Felipe.
Debemos tener en cuenta que los trámites gubernamentales deben migrar a lo digital para que sólo en casos muy específicos se tenga qué recurrir a una oficina gubernamental, oficina que bien puede ser la propia delegación municipal, así que el argumento de que hacer otro municipio provocaría que la gente tenga qué desplazarse menos para un trámite gubernamental, es una tontería.
Pasando a un tema social que se ha provocado a raíz de la intentona de gestionar para dividir a Tijuana en dos municipios, veo con tristeza que se ha pronunciado una polarización entre algunas partes de la población, las cuales defienden sus respectivas situaciones socio-culturales. Considero que ya hay bastante polarización en el país como para traer un frente de batalla innecesario a Tijuana. Una balcanización en términos reales es muy peligrosa, al grado de que una eventual radicalización de grupos puede derivar en conflictos violentos.
¡Por favor señores diputados, legislen en temas para hacer a Baja California más competitiva como entidad y no despilfarren tiempo y recursos en asuntos improductivos!
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