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¿QUÉ ESTÁS SEMBRANDO EN TU VIDA?


Por Fernando Maroño


“Nuestra existencia es sólo una pequeña chispa de luz entre dos eternidades de oscuridad.”

-Vladimir Nabokov-



Estamos iniciando un nuevo ciclo de traslación, en el que usualmente muchos de nosotros decidimos emprender un proyecto de mejora personal, planteándonos propósitos y objetivos a cumplir antes de que terminen los 365 días del este año que empieza.

Esto es algo muy común y positivo, nos llena de expectativas y de ganas de lograr dichos retos, nos invita a repensar nuestra situación actual y a dónde queremos llegar.

Sin embargo, aun cuando yo mismo estaba ideando justamente un nuevo plan para mi vida a partir del 1 de enero, en estos días me he dado cuenta que necesitamos pensar en algo más:

Hace unas semanas, un compañero a quien apreciaba bastante y conocía desde la escuela primaria, partió de este mundo; igualmente la semana pasada la madre de mi mejor amigo dejó este plano terrenal, y ayer un buen amigo sorpresiva y fulminantemente, dejó de estar con nosotros.

Justo el día primero del año grabó un mensaje deseando lo mejor para todos en este 2023, y al día siguiente su llama se apagó. Esto me ha hecho reflexionar mucho en lo que significa el tener planes para el futuro…seguramente ellos también los tenían, quizá ya habían decidido algún viaje, algún proyecto nuevo… todo eso pensando en que iban a estar ahí para cumplirlo.

Hay un dicho que dice: “Si quieres hacer reír a Dios…cuéntale tus planes”

No pretendo que esta nota sea triste, sino que sea reveladora.

En medio de mis cavilaciones, mientras acompañaba a la familia de mi amigo, escuché a alguien decir que estamos en esta vida para sembrar, y que al final de nuestras vidas se ven reflejados los frutos de lo que fuimos sembrando.

No venimos a esta vida a sufrir, a pagar deudas, a trabajar hasta desgastarnos y enfermarnos, a consumir descontroladamente todo lo que se nos antoja, a tener pleitos y problemas con quienes están a nuestro lado, a sentir miedos, a estresarnos y estar tan ansiosos que necesitemos medicarnos innecesariamente, en fin, la vida no es para eso.



Pienso que la vida es como dice esa frase que escuché ayer…

La vida es para sembrar.

Sembrar amor, sembrar empatía, sembrar esperanza, sembrar confianza, sembrar salud, sembrar amistad, sembrar ejemplo…

Y también la vida es para compartir.

Compartir aquello que sientes, compartir palabras de aliento, compartir alegrías, compartir bendiciones, compartir bondad.

La pérdida de mis amigos me hizo reflexionar en el legado que dejaré cuando llegue el final de mis días. Desgraciadamente vivimos como si nunca fuéramos a morir, incluso el platicar de la muerte nos es incómodo, sin embargo, es un lugar al que todos inevitablemente vamos a llegar en un momento dado.

¿Por qué no empezamos a ver lo que hemos sembrado?

Te invito a recapitular tu vida, a hacer una introspección y que te preguntes:

¿He sido el mejor ejemplo para mi familia, mis hijos, mis amigos?

¿He dado lo mejor de mí?

¿Qué me falta por hacer?, ¿qué necesito aprender?

¿Estoy en el lugar donde quiero estar? ¿Estoy con quien quiero estar? ¿Estoy haciendo lo que quiero hacer?

¿He logrado las metas que me impuse en mi juventud?

¿Cómo me recordarán las personas que me quieren?

¿Cuál es el legado que le estoy dejando a la humanidad?

¿El mundo es mejor por haber estado yo en él?

Te invito a que estas reflexiones sean para que te muevas y hagas los ajustes necesarios para llegar a las respuestas. Nadie sabe cuánto tiempo nos tomará eso, por ello es imprescindible que día a día lo tengamos presente; que cada momento lo vivamos al máximo y que nos acerquemos a ser la persona de la cual estaríamos orgullosos por lo que estuvimos sembrando.

Cuando termine tu ciclo en esta existencia terrenal ¿Qué quieres dejar?

Asegúrate de estar sembrando lo mejor de ti, para ti, para quien amas, para los demás.

¿Qué estás sembrando en esta vida?

Revista Digital

"Hablemos de

lo Bueno"

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