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¿Sabes convivir?Autoconocimiento

Por Cristina Arias

He observado con curiosidad cómo ciertas personas que tienden a aislarse, pierden sus habilidades sociales y me atrevo a decir que a veces pareciera que pierden hasta el sentido común…

Los humanos, desde primitivos somos una especie social, necesitamos de una manada para sobrevivir y hemos evolucionado en grupo. Estamos diseñados para convivir. El ser humano no es ermitaño por naturaleza.

Somos la especie que más tarda en ser autosuficiente, somos naturalmente vulnerables.

Si tener una comunidad es una de las claves importantes para nuestra supervivencia, ¿qué impacto tiene el aislamiento? Platicar, escuchar, debatir y relacionarnos, nos lleva experimentar distintos puntos de vista, cuestionarnos los nuestros y en gran medida, a manejar nuestras emociones.

Las preguntas son una herramienta muy efectiva para nuestro autoconocimiento y crecimiento personal, ya sea a las que nos enfrentamos al convivir, o las que nos cuestionamos nosotros mismos.


Cuando NO rebotamos nuestras ideas, sentimientos y opiniones con otros, cuando dejamos de compartir momentos con otras personas, pensamos que poseemos la verdad absoluta de todo lo que concluimos mentalmente; nos cerramos, nos hacemos menos tolerantes, menos flexibles, más aprensivos y más impacientes.

Hay que aprender a perdonar y respetar las ideas de los demás y eso se logra conviviendo.

Dependemos del trabajo de otros humanos para sobrevivir en el plano físico y también nos necesitamos para desarrollarnos personal y emocionalmente.


Responde:

¿Conoces a alguien que tiende a estar solo? ¿A no querer reunirse con nadie? ¿Cómo es su vida? ¿Toma las mejores decisiones? Analiza.

¿Cómo te sientes después de haber participado en alguna reunión? generalmente regresamos contentos, relajados, actualizados y con otros temas y casos para pensar.

Podemos llegar a sentir culpa por dejar los deberes, pareja o familia y dedicar un rato a los amigos, sin embargo, es parte de nuestro crecimiento personal, al final nos llevamos solo momentos.

Al no darnos un tiempo “en manada”, le enseñamos a nuestros hijos a que ellos hagan lo mismo; enseñarlos a relacionarse en las buenas y en las malas es parte de la educación.

Y como todo, la clave radica en el equilibrio, encontrar la medida y las personas indicadas donde te sientas con la libertad de ser tú mismo, donde te sientas satisfecho, te recargues de energía positiva, entusiasmo, te hagas reflexionar, reír y crecer.

Forzarte a estar con quien te sientes rechazado o donde no encajas, solo te traerá malestar. Hay que ser selectivo ya que toda convivencia tendrá un impacto.

Tip: Cuando un ser querido se aísle, no esperes a que venga a buscarte, búscalo tú.

Casi siempre las causas del aislamiento son timidez, falta de autoestima, inseguridad, creencias, malas experiencias o depresión.

¿Qué tan selectivo eres para elegir con quién pasas tu tiempo?

¿Sabes cuál es tu “dosis” de convivencia que te lleva al equilibrio?

¿Quiénes son tus “personas nutritivas”?

Conócete, acéptate, ámate.



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