Las ciudades y su gente.
Por Luz Elena Picos
Si usted recorre algunos barrios o las zonas centrales de Baja California seguramente que llamarán su atención dos problemas que en estos años han aumentado: personas que deambulan por las calles, pidiendo ayuda para comer. Y hombres, principalmente, que tirados en cualquier sitio o caminando como sonámbulos denotan problemas mentales.
Lo lamentable es que las autoridades sin ninguna capacidad para visualizar el futuro, se fueron preparando para un futuro que ya se veía venir, especialmente por el constante arribo de personas que atraídas por la frontera con los Estados Unidos de Norteamérica les hacía pensar que sería fácil traspasar la frontera y encontrar mejores formas para subsistir. O quedarse en cualquier ciudad de Baja California.
En la medida de sus posibilidades, fueron surgiendo grupos ciudadanos cuyos objetivos se centraban en ayudar a solucionar cualquiera de esos dos problemas. Lo ideal para atenderlos con posibilidades de éxito habría sido que al esfuerzo ciudadano se hubieran unido los gobiernos municipales, estatales y por supuesto la iniciativa privada. Pero no fue así.
En Mexicali hace más de 30 años un grupo de damas católicas fundaron el Refugio de Amor para Enfermos Mentales, A. C. y durante todo ese tiempo ha sido, doña María Julia Lucero y su hijo quienes se han hecho cargo de la institución. Hombres enfermos mentales sin familias que los atiendan, ahí en ese Refugio de Amor les dan todo lo necesario para que su vida transcurra en un lugar amoroso y seguro. En distintas épocas recibieron alguna ayuda de los gobiernos, pero desde hace por lo menos 6 años, el total de los gastos los absorbe esta institución ciudadana.
En cada uno de los 5 municipios del estado desde hace más de 40 años funcionan albergues para migrantes, cada vez en mayor cantidad. El más antiguo está en Tijuana, la Casa del Migrante y hasta el gobierno de Enrique Peña Nieto hubo un presupuesto para distribuir entre los grupos ciudadanos lo que significaba una gran ayuda. En Mexicali hay por lo menos 10 instituciones que atienden a migrantes. Sin ningún subsidio, organizan actividades para recaudar fondos.
En estos dos graves problemas cada día aumentan las victimas de pobreza, con enfermedades mentales o como migrantes o desplazados, la falta de dinero es el mayor problema. Si por parte de los gobiernos regresaran los subsidios, mucho ayudaría al voluntariado que se esfuerza en apoyar la solución de esos graves problemas sociales.
Quizá con el cambio de funcionarios lleguen otros más sensibles y dispuestos a ayudar.
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