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Historia de la ruta del vino en Baja California

Updated: May 15, 2023



La Ruta del Vino de Baja California es un corredor discontinuo que va de norte a sur y atraviesa los municipios de Tecate, Tijuana y Ensenada. Esta ruta se compone de ocho valles: Tijuana, Tecate, Guadalupe, El Tule, Ojos Negros, Uruapan, Santo Tomás y San Vicente.


Con la encomienda de establecerse en estas tierras, los españoles no pudieron desprenderse de muchas de sus actividades culturales, sociales y económicas. Por ejemplo, continuaron con la producción y consumo del vino, acción que históricamente habían venido desarrollando desde más de dos milenios antes.


Fue a principios del siglo XVIII cuando los jesuitas iniciaron la vitivinicultura en Baja California en torno, principalmente, a la edificación de las misiones. Y es que el lugar donde se construían las misiones debía reunir tres condiciones: tener suficiente agua, estar cerca de una o más rancherías indígenas, y tener acceso terrestre a otra misión ya establecida. En 1760 por lo menos había cinco misiones de Baja California en las que se producía vino, principalmente para evangelizar y consagrar.


Otro suceso que inevitablemente incorporó valor cultural a la actual Ruta del Vino, fue la llegada de los rusos al Valle de Guadalupe. Con la entrada en vigor de las leyes de desamortización de 1859 que permitían la venta de terrenos baldíos en Baja California para su colonización, numerosos extranjeros de todo el mundo llegaran al Valle de Guadalupe, entre ellos los rusos molokanes.


Al principio cultivaban trigo y cebada para el consumo familiar y para pagar las deudas que habían adquirido por la compra de los terrenos. Sin embargo, por las sequías y el empobrecimiento de la tierra, años más tarde, se vieron obligados a experimentar con otros cultivos.

Hacia el año de 1917 se plantó el primer viñedo ruso en el Valle de Guadalupe a manos de Jorge Afonin. A partir de la década de 1930 la vitivinicultura mexicana, especialmente la de Baja California, recibió diversos apoyos por parte del gobierno federal. Así, en 1933 Abelardo L. Rodríguez declaraba los perímetros libres fronterizos; después Lázaro Cárdenas propondría aranceles de mayor precio para los vinos extranjeros y en 1942 Manuel Ávila Camacho constituiría la Ley Vitivinícola.


Para 1950 existían cerca de 12 casas vitivinícolas en Baja California. Las empresas que entonces ya producían vino de manera industrial eran: Bodegas de Santo Tomás, Bodegas Miramar, Bodegas Terrasola y Bodegas Urbiñón en los valles de Ensenada; y Vinícola Regional, Bodegas Cetto y Bodegas Murúa Martínez en Tijuana; Bodegas de Rancho Viejo, La Providencia y Vinícola de Tecate en Tecate.22 Desde entonces la producción de vino se convierte en la principal actividad socioeconómica en los valles de Baja California.



Entre 1960 y 1970 se establecen las grandes empresas vitivinícolas en los valles: Bodegas Miramar, Casa Domecq y L.A. Cetto. En cambio, para 1980 y 1990, se dio el crecimiento de casas vitivinícolas más pequeñas: Monte Xanic, Cavas Valmar, Vinos Roganto, Mogor Badán, Casa Liceaga, Chateau Camou, Barón Balché, Viñedos Lafarga, Paralelo, Casa de Piedra, Villa Montefiori, Viñas Pijoan, Adobe Guadalupe, Pasionbiba, Vinos Shimul, Vinos Bibayoff, Vinícola Don Juan Vinos Sueños, Vinícola JC Bravo, entre otras 23. Como consecuencia de este crecimiento e interés por la producción de vino, en 2004 Hugo D’Acosta, con apoyo del gobierno, estableció la Estación de Oficios, mejor conocida como Escuelita, en donde se enseña a los interesados y pequeños productores el proceso de la elaboración del vino, el cuidado de la uva y técnicas para su manejo y comercialización, dando como resultado principalmente los vinos artesanales.


Extracto del artículo: Quiñónez, J., Bringas, N. y Barrios, C. (2012). La ruta del vino de Baja California. Turismo y Patrimonio Cultural Cuadernos (18), 132-149.



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